atrapa el pez dorado

Pocas veces las cosas suceden tal y como uno espera, pero con "Los Maravillosos" ha sido así. Ahora que ya no hay nada que escribir, ni montar, ni rodar, ahora que la película anda sola, me quedan un par de horas al mes para aburrirme, y entonces pienso en cosas que se podrían hacer. La verdad es que durante el rodaje de "Los Maravillosos" más de una vez se me pudo oír decir: "una y no más, al menos así". Supongo que esperaba que un señor con traje me pusiera un maletín lleno de billetes sobre la mesa y me dijera: "haz tu película”. Pero las cosas no suceden así; aquí y ahora, así no. Recuperando el hilo: tal y como están saliendo las cosas, me preguntaba si no valdría la pena volver a escribir y comenzar un nuevo proyecto, una cosa más ambiciosa que “Los Maravillosos”, más seria, si queréis, pero con la misma producción, de presupuesto cero. No me cabe la menor duda de que la idiosincrasia freaky de la película es lo que ha provocado que la prensa nos haya hecho caso y que en el mundillo este el nombre de “Los Maravillosos” suene a algo. Pero no puedo evitar pensar que es ese regusto freaky lo que nos ha cerrado algunas puertas. Así que tengo una espina clavada. Y ganas de más. El otro día le pregunté a una persona importante si valía la pena hacer otra película de esta manera, a base de favores y aportaciones desinteresadas, y sin dudarlo me respondió que sí. No me sorprendió que dijera que sí, me sorprendió que lo dijera sin dudar. La verdad, esperaba que dudase. Pero no dudó, así que me puse a anotar un par de ideas que me daban vueltas por la cabeza desde hacía algún tiempo. Después de darle un poco de brillo al asunto, me quedé atascado en el punto de intersección: no sabía como hilvanar lo que se me había ocurrido, como darle forma y coherencia. Así que busqué inspiración en mi librería, y allí estaba acumulando polvo “Atrapa el pez dorado”, de David Lynch. La verdad: para lo complicadas que son sus películas, el hombre escribe con una claridad meridiana. El libro habla del proceso creativo, y me dio algunas pistas. De repente el pez picó. Ya tenía la idea, ya sabía cómo darle coherencia a todo lo que se me había ocurrido, incluso tenía una historia que contar. Así que si os apetece repetir, hay un nuevo proyecto en marcha.